Gris
Tu tan ciego y las maravillas que a mis ojos embriagaban y no pude compartir.
Quise mitigar la furia de las culpas por lo que perdiste y la verguenza por las batallas que escogiste no luchar.
Los amores que no pudiste amar.
Tu tan ciego y las maravillas que a mis ojos embriagaban y no pude compartir.
Quise mitigar la furia de las culpas por lo que perdiste y la verguenza por las batallas que escogiste no luchar.
Los amores que no pudiste amar.
En la época en que Jesús Martínez y yo reconstruíamos el hotel Vermont, que el abuelo Don Matías levantó en vida con mucho trabajo , tu papá y yo vivíamos en el edificio de al lado y mi ventana de la cocina daba justo enfrente de la construcción. Desde ahí
Cuando era una niña durante la época de las alpargatas y falditas de olanes, la palabra felicidad no tenía un verdadero significado, demasiado abstracta para una niña. En ésa época, Gansito Marinela, Topo Gigo, el Chapulín Colorado y visitar a mi vecina Laurita eran términos claros que podía comprender. La
Con la esperanza de silenciar la cruel palabra dada y con la esperanza también de entregar el corazón que nos llevamos sin haber vaciado. La carga entre los hombros se ha inventado un rito encarnizado. Profundas pisadas. Y Dios no aparece por ningún lado. Verde y viva la memoria del
Si algún día ya no estas, quiero que sepas que te amé, no con ternura sino con garra voraz, la de las almas inquietas, la de los seres libres, la de quienes se entregan sin guardarse nada y sin preguntar, la de quienes viven y mueren cada mañana, Así sin
Tus manos son a tus palabras lo que mis ojos a mi sentir. Toma entre tus manos mi sentir, y perfila mis labios con sus dedos . Toma mis enredos, mis lagrimas del pasado y con la fuerza de tu amor desmorona uno a uno, hasta que la luz de
Comentarios