Mejor lo escribo, antes de que me reviente.
Quién dijo que los artistas en un gesto bondadoso hacen el arte para el gozo y deleite de sus espectadores? No, es que sí no lo hacen, revientan como los globos defectuosos de las fiestas. Yo comienzo ahora.
Nací por segunda vez el 8 de Septiembre de 1967, tras un primer conato de parto que mi padre orquestó después de un quejido de mi mami durante el sueño y que la llevó a la sala de partos junto con otras torturadas, dejándola de regreso camino a casa con una sensación de como cuando te atragantas con un pedazo de bistec que ni sube ni baja y ya no queda más que pasárselo completo porque para atrás ya no hay forma y cuya desagradable sensación, duró por varios días incluso es posible esté en su garganta hasta el día de hoy.
La primera etapa de mi vida me parece más como un maratón en el que nunca se ve la meta y mucho menos puedes ganar, lo corres más bien por puro instinto de supervivencia con un sueño inalcanzable. Corrí todos esos años con falditas de olanes y huaraches de piel o a veces alpargatas, buscando y buscando, todavía aún busco otras veces ya no, el amor del personaje más controversial en esos tiempos; mi madre.
Mis Padres
La imagen más fuerte era sin duda la de mi madre y el sentimiento constante el desamor.
Tras uno de esos romances tórridos y dolorosos y después de varios rompimientos entre un joven de ideas torpes y una jovencita que siempre creyó había caído en el lugar menos apropiado para sus miles de atributos y ambiciones, mis padres se casaron a pesar de que ya el Río de los Remedios frente a la casa de los abuelos se había llevado un día entre sus aguas de mala reputación el anillo de compromiso que en un arranque de rabia, la señorita Zárate había dejado caer de entre sus deditos el gordo y el índice sin más reparo que una cara de puchero y soberbia y que viajó con la corriente lo más seguro de vuelta a la jarra del agua de limón de alguna familia mexicana por obra del defectuoso sistema de aguas de la ciudad donde se recicla y se redimen los pecados más turbios.
Dicho lo anterior no es difícil predecir el último y final rompimiento de los protagonistas de innumerables agarrones, un poco tarde para mi gusto yo tendría unos 7 mi hermana unos 4 cuando sobrevino la catástrofe y de ahí en adelante tuve un sueño intranquilo sin mi guardián en casa.
La carrera interminable la corrí, tratando de que mi madre me quisiera igual que a mi hermana y ser lo más parecida a ellas, así, blanquita como mi abuela y bonita como las de las novelas, pero ni el zacate ni la piedra pómez, logran sacar el pigmento cabrón que los cromosomas me impusieron, y así, morenita me quede.
Mi abuela.
La otra figura inmortal durante aquella época y digo inmortal no porque siempre la recuerdo, sino porque a veces se me mete y hace lo que quiere, se trata de una especie de karma mexicano o simplemente no le dá la gana quedarse tranquilita allá, en el más allá y por el resto de la eternidad y se divierte jugándome bromas y bailando salsa en mi cuerpo ya a veces cansado.
Es increíble cómo permanecemos vulnerables a estos seres durante toda la vida, nunca crecí lo suficiente para olvidar el olor de las torrejas de mi Vito, como llame en vida a este espíritu travieso con cachetes de polvorón chispeado de colores que era mi abuela.

“A veces sale de mi cuerpo para ver bien en que ando y me echa la mano, así como la estrella vigilante o el hada madrina, pero no me deja ni yo a ella.”
Me ha gustado mucho. Bien hermoso. Gracias por compartirlo. 🌻💙
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Muchas gracias por tu atención en mis notas. Apenas estoy aprendiendo a usar esta plataforma. Un placer
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No estás sola, pues ya somos dos. Lo estás haciendo muy bien. Saludos. 🌷
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La profundidad con la que escribes es consustancial a tu manera de ver la vida, por lo que sigue con la intensidad que dicta tu corazón para seguir escribiendo de ésta manera.
¡Felicidades!
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Gracias por tan generosas palabras! Saludos
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